Por Andy Petranek

Cuando llevaba cinco años ejerciendo como entrenador de Crossfit, mis lesiones comenzaban a acumularse. No eran lesiones graves, solo cosas pequeñas que no se iban tras unos cuantos meses, o años. Epicondilitis media y lateral (codo de tenista y golfista), dolor en las articulaciones del hombro y de la cadera, fractura del talón por estrés, problemas en las articulaciones de las muñecas, pulgares y dedo gordo del pie, molestias en el cuello, y molestias recurrentes también en la espalda baja que se producían una o dos veces al año después de un entrenamiento de peso muerto.

Todas estas cosas se produjeron como resultado de mi mentalidad y entorno, y se desarrollaron en mis primeros cinco años de entrenamiento Crossfit. Entrenaba duro de cinco a seis días por semana, dando lo máximo en cada entrenamiento. Es así como llegué de ser un crossfitero novato en 2004 a un participante en los Crossfit Games de 2009.

Tuve suerte de que esto me funcionase. Al haber sido antes un atleta profesional y entrenador de resistencia con muchos años de experiencia, y conocimientos de anatomía y biomecánica, rápidamente dominé la mecánica de los movimientos de Crossfit. Esto no quiere decir que los haga con maestría (de hecho, todavía trabajo en ello, sobre todo con el snatch). Pero sabía lo que se suponía que tenía que hacer y tenía la percepción corporal necesaria para saber, la mayoría de las veces, si mi forma estaba mal. También sabía tras años como atleta como retroceder el peso y cuando ir de verdad a por todas. Esas habilidades me mantuvieron saludable al principio, a pesar de que, con regularidad, acababa en el suelo durante los entrenamientos más cortos y de alta intensidad.

Funcionó perfecto durante unos cinco años.



Considerando un enfoque diferente hacia el Crossfit

Cuando las pequeñas lesiones comenzaron a acumularse, a lo largo de un periodo de unos dos años, comencé a prestar más atención. Empecé a retirarme un poco de los entrenamientos. Iba a la piscina. Empecé a hacer carreras de recuperación sin cronometrar. También comencé a poner menos presión sobre mí mismo de la que ponía sobre otra gente. El tiempo, peso, rondas, distancias y todos esos parámetros comenzaron a ser una prioridad menor. Lo que se volvió una prioridad para mí fue ser consciente de cómo mi cuerpo se sentía antes, durante, y después del entrenamiento, y de qué haría yo para ser amable con él y permitir que se recuperase.

Introduje entrenamientos rápidos e intensos cuando sentía que estaba bien, cuando me sentía bien, fresco y preparado. Durante esos entrenamientos, me mantenía centrado interiormente, en mí, no en lo exterior como el resto de atletas del salón. Y nunca me tomé el entrenamiento con demasiada seriedad. Después de todo, un entrenamiento es solo un entrenamiento. Hay muchas otras cosas que llevan a estar en forma y estar saludables en la vida.

Ahora llevo libre de lesiones un año. Todavía tengo dolores pequeños ocasionales, pero todas las cosas que me hacían sentir como si mi cuerpo estuviese envejeciendo más rápido que mi capacidad atlética se han ido. No me siento agarrotado en las mañanas. Paso mucho más tiempo movilizándome y estirando. Me relajo totalmente en los entrenamientos, bailando literalmente entre series y rondas para recordarme físicamente que debo de relajarme, tomarlo con calma, y divertirme (y no soy muy buen bailarín, puedes preguntar a cualquiera que me haya visto).

Planificación

Ahora hago dos, quizás tres entrenamientos de Crossfit a la semana, y al menos un entrenamiento de fuerza (sin contar el tiempo) cada semana. Me siento genial, voy a por ello, ¡y también es divertido! pero siempre pienso en la frase «Vive para luchar otro día».

También hago esprints una vez por semana, y he añadido algo de resistencia para recuperación. Esto es diferente del trabajo de resistencia que hacía antes. Ahora mantengo intencionalmente mi corazón a un ritmo bajo, yendo a un ritmo que me permite sentirme bien e incluso conversar. Utilizo estos entrenamientos como recuperación metabólica y una forma de ganar resistencia. También me encanta trabajar en la técnica durante esos entrenamientos. Como me lo tomo con calma, tengo la capacidad cerebral para pensar en lo que estoy haciendo, dónde aterrizo, y cómo respiro. A veces incluso paro en medio de una carrera, nado, o remo, para recomponer mi concentración.

El resultado de estos cambios ha sido muy feliz para mí. He podido mantener gran parte de la forma física que tenía antes, he mejorado mi resistencia, y mi cuerpo siente más el fluir, la energía, y la vida, de lo que lo había sentido en años. Me encanta cómo me siento después de este gran cambio en mi vida. Me encantan los beneficios del ejercicio de alta intensidad y el Crossfit, y lo bien que funciona cuando se combina con un entrenamiento más lento, menos intenso, y con la recuperación. Ahora tengo un gran nivel de forma que puedo sostener a lo largo de los años, un programa de entrenamiento que apoya mi cuerpo, evita que me lesione, y me permite estar en mi mejor forma cada día.

Traducido de un artículo en https://breakingmuscle.com/fitness/a-different-version-of-crossfit-how-i-made-my-training-sustainable-and-injury-free por Andy Petranek