La mayoría de las dietas convencionales tienen una cosa en común: una cantidad de calorías extremadamente baja. Casi todas estas dietas de bajas calorías producen pérdida de peso al principio. El problema es que ninguna funcionará durante mucho tiempo. Es fisiológicamente imposible perder grasa de manera permanente matándose de hambre. El cuerpo humano es demasiado listo para que esto pase.

Cuando se deja de alimentar la grasa mediante una dieta con muy pocas calorías, también se deja de alimentar el músculo. Cuando se deja de alimentar el músculo, se pierde masa muscular junto con la grasa. Al perder músculo, el metabolismo se vuelve más lento (quemas menos calorías).

Entonces el cuerpo entra en un estado de alerta en el que frena la pérdida de grasa en un intento de conservar su energía. Una vez que se frena la pérdida de grasa, o bien dejamos la dieta por la presión sicológica de ver que no avanzamos (con lo cual recuperamos la grasa perdida) o bien podemos apretar los dientes y bajar las calorías aún más (pasando más hambre). Si bajamos aún más las calorías, el metabolismo se vuelve aún más lento y llegará a otro punto en que se frene la pérdida de grasa.

Es un círculo vicioso, es imposible ganar jugando a consumir una cantidad extremadamente baja de calorías.

Extraido y traducido del libro «Burn the fat, feed the muscle» por Tom Venuto (autor y culturista natural).